Carta a la maestra que etiqueto a mi hijo.
Querida maestra, te escribo esta carta después de mucho tiempo desde aquellos incidentes con mi hijo. Quiero decirte que, como también te lo dije en aquel momento, entiendo su gran labor y comprendo las frustraciones ya que somos humanos. Sólo quiero recordarte que como docente, del nivel que sea, debemos estar preparados para todos los diferentes estudiantes que recibimos. Sería muy bonito que todos fueran como robots y se quedaran quietos aprendiendo y obedeciendo órdenes. No es así. Mi hijo es inquieto, es el payasito de todos lados ya que le gusta estar haciendo reír a todos aún que se trate de su persona, no se queda callado, creo que será buen abogado, además que no tiene casi filtro, mucho menos lo tenía en aquel entonces cuando tenía sólo 5 añitos, hace travesuras como cualquier niño de su edad o tal vez va más allá por su energía. Alguna vez me dijeron, “a mí me hace eso mi hijo, le doy una nalgada y con eso tiene para entender”… ¡No todos los niños son iguales por Dios! Habrá niños que con sólo una mirada captan el mensaje, hay niños que con una nalgada capten el mensaje y otros que, como mi hijo, no captan el mensaje si este es agresivo o negativo; tengo que optar por otros sistemas que nos funcionen mejor.
Cada vez que llegaba y me decían que querías hablar conmigo, mi corazón se me apachurraba porque yo pensaba y sentía que lo correcto era castigarle por lo que había hecho, ¡¿Cómo se me va a descarrilar una ovejita?!. Por esos tan seguidos sucesos fui muy severa con los castigos que ponía a mi hijo de tan sólo 5 años. No justifico su comportamiento, pero por Dios era un niño de pre-escolar, el cuál me costó mucho entender cómo funcionaban sus sentimientos, pensamientos y acciones, aunándole que tampoco tu ayudaste mucho. Pero afortunadamente decidí sacarlo de tu instituto, incluso 5 meses antes de terminar el ciclo y el kinder, créeme, fue lo mejor que he hecho aunque gastara en uniformes y útiles para sólo 5 meses de escuela.
Alguien me cuestiono sobre si cada vez que mi hijo se encuentre en problemas, lo cambiaré de escuela… Definitivamente sí, siempre y cuando ese problema esté afectando a mi hijo y a su familia como lo fue en aquel entonces. ¡Llegaron rumores hasta en mi casa de tus compañeras de trabajo hablando mal de mi hijo! Eso quería decir que no sólo eras tú, sino, entre todas las maestras ya lo habían etiquetado y quien sabe qué pasaba allá adentro. Deja te cuento que afortunadamente encontré una institución la cuál contaba con excelentes maestras, preparadas para todo tipo de niños, las cuales me ayudaron a detectar el “problema de mi hijo”, fíjate que mi hijo es tan inteligente que termina muy rápido sus actividades; cuando sus compañeros apenas las están iniciando. Así que de lo inquieto que es, comienza a hacer actividades que no debe de hacer, ¿y qué crees? En la nueva escuela le daban actividades extras para que estuviera ocupado. ¿Era tan difícil? Tal vez pasabas por un mal momento, pero espero que en tu trayectoria como docente no lo vuelvas a hacer, etiquetar a un niño es algo muy delicado.
Aquella maestra sólo un día me dio una queja, ¿y sabes cómo lo dijo? “Sra. ¿Dónde esta mi niño? Hoy no me trajo a mi niño el que se porta bien, hoy me trajo a otro niño muy diferente. Le pido por favor que mañana me busque bien por toda su casa a mi niño y ya no me traiga a este. Extrañe mucho a su hijo todo el día” (guiño, guiño)… Y realmente funcionó, no hubo castigo, no hubo grito, ¡no hubo nada negativo! Y el niño de 5 años capto perfectamente el mensaje que la maestra le quiso dar. ¡Wow! Me pongo de pie con esas maestras que llegan a los corazones de los niños y en verdad ellos no quieren portarse mal porque es recíproco el cariño y no sólo porque les tienen miedo; o como en el caso de mi hijo cuando tenía 5 años, pierden el respeto porque también pasaron esa línea con él.
Todos mis buenos deseos hacia usted y sus compañeras. Espero que todos los sucesos les den la experiencia necesaria y suficiente para saber manejar a “un niño problema” o dos o tres o tal vez hasta cinco y que si no fuere así, se dedique a cuidar de los suyos solamente. Con cariño, la mamá del niño que es toda una fichita pero resultó ser un gran estudiante (ahora de 9 años).
Comparte si te ha pasado algo así. La docencia debe ser positiva, amigable, incluyente y sin violencia para el aprendizaje, como docente debemos concientizar y como padres estar alertas sin necesidad de interrumpir la labor docente, seamos equipo.